lunes, 2 de septiembre de 2013

Evangelio Pasión o Locura

Cita bíblica: Hechos 2:1-13


En muchos versículos de la Biblia, Dios nos enseña los secretos de esta, pero lo primordial de cada lectura es el creerla para que las cosas que están ocultas en este libro santo sean reveladas en entendimiento y sabiduría de Dios. Es por esto que al concentrarnos en el capítulo segundo de Hechos podemos decir que el evangelio para algunos es locura y para otros es pasión.
Si nos vamos a la historia de la viuda de Sarepta, en donde el profeta Elías se acercó enviado por Dios para ser alimentado por ella, nos damos cuenta que el creer en Dios es creer en algo sobre natural. Recordemos también que Dios creó los cielos y la tierra y todas las cosas que nos rodean, solo con su palabra; ósea nuevamente Él nos afirma lo sobrenatural que es.
Cuando el profeta se acercó a esta mujer, le dijo: “dame de comer y beber” pero ella con gran temor le respondió: “no tengo nada más que un poco de aceite y harina para mí y mi hijo y echarnos a morir”. Pero como ya lo habíamos aclarado Dios es un Dios de lo sobrenatural. El profeta le dice “hazme a mi primero y luego para ti y tu hijo”.
Cualquier persona podría pensar que esto es una locura, porque todo ser humano que tiene amor en el corazón y la primera opción es darle de comer al niño,  alimento para si mismo y luego a un desconocido. Pero aquí viene la parte en donde se demuestra la pasión que tenía por Cristo esta mujer, ya que cree en aquel que no ve, porque lo siente tan fuerte como el viento  en el atardecer.
Si queremos salir adelante en nuestra vida, a pesar de las tormentas que estemos viviendo, debemos recordar siempre que en todo, lo primero, es confiar y esperar en Dios. Él hará, aunque parezca locura, un milagro que para otro será el resultado de una pasión. Pero creerle a Dios nos dará la victoria.
Al enfocarnos en el versículo 2 de Hechos, del capítulo ya mencionado, nos enseña que la locura y pasión que nos lleva a lo sobrenatural de Dios lo vamos a lograr en el momento en que el Espíritu Santo de Dios entre a nuestras vidas.
Entonces podemos decir que esta mujer tenía el Espíritu de Dios en su corazón, el cual hizo que obedeciera las palabras del profeta e hiciere lo que él dijo.
Al darse cuenta el profeta, por su Obediencia (pasión) de esta mujer y su  confianza( locura) él le dio su bendición. El poco aceite que esta mujer tenía fue multiplicado y no menguó, ni la harina escanció y pudo vivir tranquilamente ella y su hijo.
En el versículo 13 de Hechos  dice: “mas otros, burlándose, decían: están llenos de mosto”. Este versículo lo tendremos presente a cada momento de nuestras vidas ya que siempre existirán personas que quieran menoscabar la fe del hijo de Dios. Pero quien nos hará más que vencedores será Cristo a través de su Espíritu Santo que pondrá dentro de nosotros.
Yo te insto querido lector a que invitemos al Espíritu Santo para que entre a nuestras vidas y tome posesión de nosotros y así nos maneje a su antojo y a través de esta locura, cada día, haga crecer esa pasión por Cristo y ver el mismo milagro que vivió esta viuda con el profeta Elías.
  

lunes, 12 de agosto de 2013

El Plan de Dios

El Plan de Dios comienza en el huerto del Edén, con Adán y Eva.
Dando  Dios las pautas de lo que quería para ellos y la humanidad,  esencia de Dios en su plan perfecto el cual quiere la salvación del hombre y la mujer. Y la manera de alcanzar que este plan sea efectivo en nuestra vida es  sometiéndonos a su voluntad.
 Recordemos como alcanzó  Israel la victoria, cuando por mandato de Dios recibió Josué las pautas de cómo alcanzar el premio en Jericó
(Josué cap. 6).
Israel traía una fama triunfante en medio de los pueblos de aquel entonces, faltaba sólo alcanzar la gran ciudad de Jericó, pero había un gran pero, derribar la gran muralla que cercaba a Jericó.  Recordará usted que Josué, ansioso por cumplir el mandato del Dios, se levantó al amanecer para ejecutar lo que Dios le había ordenado, esto nos deja la enseñanza que a la orden de Jehová, tenemos que estar ansiosos y predispuestos a cumplir su plan. ¿Está usted pasando por la disyuntiva de cumplir o no este plan que Dios le ha trazado? Cuál plan dirá usted,  ¿a caso tiene Dios un plan conmigo?, por supuesto, el plan de Dios no es otro que salvarle, redimirle, perdonarle, darle una esperanza a su vida que va rumbo al precipicio. El camino al precipicio es fácil, plano, accesible, pero que lleva a la misma muerte.
Este plan llamado salvación,  a usted le llevará a la vida eterna, al gozo pleno en Cristo Jesús, ¿ de qué otra forma le daremos a entender que el amor de Dios es con usted y que no hay otro en quién descansar?.
Volviendo a retomar las proezas  hechas por Jehová en Jericó, podemos ver que el plan de Dios se ejecutó a cabalidad.
 Josué no titubeó, no le tembló la mano para dar cumplimiento a la orden de Jehová. Siete vueltas dio el pueblo a la ciudad de Jericó, en silencio, sin hablar, solo rodearla, pero la séptima vuelta, el plan era gritar a gran voz. Y así fue que a la séptima vuelta, el pueblo entero gritó a gran voz, sonaron las bocinas, tocaron el cuerno del carnero ¿y qué pasó?, cayó la gran muralla y el pueblo de Israel tomo posesión de aquella gran ciudad, dando cumplimiento al plan perfecto de Dios.
Así como este plan se ejecutó de manera perfecta, Dios quiere elaborar en su vida un plan de bendición que otorgue  a usted y familia la posibilidad de ser genuinamente un hijo de Dios.  

Hno. Arnaldo Iturrieta

miércoles, 15 de mayo de 2013

Salmo 139

 


139:1 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. 
139:2 Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. 
139:3 Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos. 
139:4 Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
139:5 Detrás y delante me rodeaste, Y sobre mí pusiste tu mano. 
139:6 Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender.
139:7 ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia?
139:8 Si subiere a los cielos, allí estás tú; Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás. 
139:9 Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar, 
139:10 Aun allí me guiará tu mano, Y me asirá tu diestra. 
139:11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán; Aun la noche resplandecerá alrededor de mí. 139:12 Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el día; Lo mismo te son las tinieblas que la luz. 
139:13 Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. 
139:14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.
 139:15 No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. 
139:16 Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. 
139:17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos! 
139:18 Si los enumero, se multiplican más que la arena; Despierto, y aún estoy contigo. 
139:19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío; Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios. 
139:20 Porque blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano tu nombre. 
139:21 ¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos? 
139:22 Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos. 
139:23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos; 
139:24 Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.